Tuesday, January 22, 2013

Dònde conseguir libros del Papa Luciani

Hola amigos:

Hoy les quiero comentar acerca de una libreria on-line donde pueden conseguir libros sobre el Papa Luciani. Muchos me preguntaron dònde era posible conseguirlos ya que algunos estàn agotados o son difìciles de encontrar. Pues bien, encontré esta librerìa que se llama Iberlibro.com donde podràn hallar gran cantidad de libros nuevos y usados. Tìtulos como "Ilustrìsimos señores", los podràn encontrar también usados. Hay también libros en varios idiomas.
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Buena navegaciòn!


Libros antiguos y de colección en IberLibro

Sunday, November 18, 2012

Como un partido de fútbol

«Los jugadores son más de dos mil obispos; árbitro, en cierto modo, es el Papa, sirve como estadio el mundo entero; entre los espectadores, por medio de la radio y la tv, estaremos todos nosotros»

Cuando hay un partido de fútbol -escribía monseñor Albino Luciani en abril de 1962 para explicar a los fieles de su diócesis el significado del inminente concilio Vaticano II- no todos los expectadores comprenden y gustan del mismo modo. Uno conoce las reglas del juego, las funciones precisas del portero, de los laterales, los defensores, los centrocampistas; conoce los trucos y los movimientos: apreciará las jugadas logradas, la técnica y la habilidad de las maniobras y de los tiros, se entusiasmará con inteligencia. En cambio, quien no conoce, gustará muy poco. El concilio ecuménico, que se abrirá dentro de seis meses en Roma en la Basílica Vaticana, es una especie de partido extraordinario. Los jugadores son más de dos mil obispos; árbitro, en cierto modo, es el Papa, sirve como estadio el mundo entero; entre los espectadores, por medio de la radio y la tv, estaremos todos nosotros».


El congreso «Ostensus magis quam datus. A cien años del nacimiento de Albino Luciani», organizado por nuestro periódico y por «Il Messaggero di sant'Antonio», en el aula antigua del Sínodo el jueves 8 de noviembre, ha sido la ocasión para recordar (a quien vivió los treinta y tres días) o para contar (a quien nació después) quien fue verdaderamente ese «hombre venido del Véneto», y no sólo por nacimiento. Albino Luciani entró en el seminario a los once años y se ordenó sacerdote a los veintitrés: allí aprendió una severa disciplina de vida y una concepción pastoral de la función de la Iglesia. Una concepción fundada sobre tres presupuestos: desapego del mundo, obediencia a los superiores, fidelidad absoluta a la institución. Tres presupuestos que fueron el faro de toda su vida hasta el papado.

A este marco, Luciani agregó un rasgo muy personal: la amplísima curiosidad intelectual y el inagotable interés por la lectura (un interés —ha recordado Romanato— que preocupó a su párroco, que llegó a temer por su vocación). La catalogación de la biblioteca de Canale d'Agordo realizada por el clérigo Luciani durante las vacaciones de verano, por ejemplo, testimonia una capacidad de lectura, asimilación y juicio inusitado en el clero véneto de su tiempo, especialmente en un joven seminarista.

El amor por los libros dio un sello inconfundible a su acción pastoral, enriqueciéndola de citaciones y referencias: para explicar situaciones y conceptos, Luciani insertaba continuamente, se trate de artículos o de homilías, reminiscencias literarias. Esopo, La Fontaine, los hermanos Grimm, Mark Twain (el predilecto), Charles Dickens, Paul Bourget y Alphonse Daudet, Bernanos y Claudel, Chesterton, Anatole France, Papini, Solovev, Trilussa, Bernardino de Siena, Piero Bargellini y Pierre l’Ermite (no faltaron música rock e historietas).

Todo esto, sin embargo, permaneciendo siempre en una disciplinada línea con la Iglesia de la época: «Por cuanto haya sido fuerte en mí la pasión de leer, de conocer y estar actualizado —escribirá más tarde— no era un sacerdote de vanguardia o de frontera; por mi sentido de la obediencia, de la disciplina y del respeto del Magisterio del Papa y de los obispos». Albino Luciani no fue, en fin, sólo un sacerdote de montaña. Precocísimo periodista (en 1960 se detuvo ampliamente sobre «la Palabra de Dios "en papel"», es decir, sobre la posibilidad de hacer de los periódicos un medio de evangelización) y luego Papa con entera libertad ante las cámaras de televisión, Luciani fue «un hombre del siglo veinte». Siempre consciente del papel central del sistema mediático en la vida contemporánea y de la necesidad de que laicos y eclesiásticos se sirvan de ello para su actividad de apostolado.

9 de noviembre de 2012

Wednesday, November 14, 2012

Conmemoraron en Venecia el 100 aniversario del nacimiento de Juan Pablo I

Jueves 1 de noviembre de 2012


Con una Misa en la Basílica de San Marcos en Venecia los fieles recordaron el centenario del nacimiento de Juan Pablo I, actualmente en proceso de beatificación y conocido como "el Papa de la sonrisa". Albino Luciani, nombre de Juan Pablo I, nació el 17 de octubre de 1912. Fue Patriarca de Venecia entre 1969 y 1978. Elegido por los cardenales para suceder al Papa Pablo VI, fue Pontífice durante 33 días, entre el 26 de agosto y el 28 de septiembre de 1978. La Misa en Venecia fue celebra a las 6:00 p.m. y fue presidida por el Patriarca Francesco Moraglia, acompañado por los obispos de la región. Luego se realizó un concierto de música sacra ofrecido por la Procuratoria de la basílica de San Marcos, el Instituto Polaco de Roma y la Fundación Capella Cracoviensis de Cracovia. En los intervalos se leyeron textos de Juan Pablo I.

«Dios es padre; más todavía madre»: Papa Albino Luciani, Juan Pablo I


Noticia del 2012-11-09 10:33:58

(RV).- Cinco alocuciones dominicales, cuatro catequesis y doce discursos constituyen el conjunto de las cuatro semanas de Magisterio de Papa Juan Pablo I. Y sin embargo, de este breve lapso la frase que quedó grabada en el corazón de la Historia de la Iglesia, es aquella pronunciada en el Ángelus del 10 de septiembre: «Dios es padre; más todavía madre». 

Ayer en el Aula Vieja del Sínodo, tuvo lugar un convenio dedicado al centenario del nacimiento de Papa Albino Luciani, Juan Pablo I, organizado por “L’Osservatore Romano” y la revista “Mensajero de san Antonio”. En este convenio se ha presentado también una edición especial conmemorativa. Sobre quién era, el modo en el que fascinó inmediatamente a todos -y no solo a los fieles católicos-, pero sobre todo, por qué impresionó tanto su modo de hablar, el director de l’Osservatore Romano el profesor Giovanni Maria Vian, ilustró a la gran figura. 

El Convenio «Ostensus magis quam datus. A cien años del nacimiento de Albino Luciani» se constituyó en una ocasión coyuntural para recordar a al gran Papa cuyo pontificado duró 33 días, pero también para narrar a quienes no lo conocieron, quién fue verdaderamente esta gran figura de la Iglesia de nuestro tiempo. 

En el hacer un recuento de su capacidad de comunicar, marcando un hito importante en la historia de los pontificados, por ejemplo, ayer se recordó que el Papa Albino Luciani, Juan Pablo I, era capaz de hablar sin necesidad de seguir un texto pero jamás improvisando; también se puso de relieve que fue el único Papa -de los cuatro veinte pontífices a partir del año 1789 cuya carrera antecedente a su elección se desarrolló por entero y exclusivamente en su región italiana de origen, Veneto. Por no subrayar además que pese a su gran preparación intelectual, se caracterizó siempre por una gran sincera humildad. Fueron muchos los recuerdos que ayer impregnaron las vivencias de cuantos participaron en este Convenio, muchas las historias contadas, las experiencias compartidas.

En este Convenio también participaron los cardenales Giovanni Coppa y Raffaele Farina, el arzobispo Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, con el asesor monseñor Peter Bryan Wells, y el arzobispo españo Celso Morga Iruzubieta. 

Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano

http://es.radiovaticana.va/Articolo.asp?c=637209

Tuesday, October 23, 2012

Gracias por su vida, entrañable y fecunda

Alfa y Omega > Nº 802 / 11-X-2012 > Contraportada


Carta a un Papa centenario

El 17 de octubre se cumplen 100 años del nacimiento de Albino Luciani, Juan Pablo I, Papa de un pontificado tan breve como decisivo. Le bastaron 33 días como sucesor de Pedro para enseñar que el amor cristiano es la única fuerza «capaz de construir una Humanidad más fraterna», y de que «sólo un testimonio de alegría encarnada puede rescatarnos de la desesperanza mortal», en un siglo que ha estado gangrenado por las ideologías. Teresa Gutiérrez de Cabiedes le ha escrito esta carta al Papa Luciani



Foto bien expresiva del Papa Luciani: Juan Pablo I


Ilustrísimo Señor: el 17 de octubre cumple usted cien años. Y hay gente por todo el planeta dispuesta a celebrarlo. ¿Quién imaginaba, cuando la matrona le bautizó, a los pocos minutos de nacer en un pueblo alpino, que ese bebé, que parecía que iba a morirse, sería sucesor de Pedro? Dios le libró milagrosamente de la muerte, porque necesitaba su vida para hacer un gran regalo al mundo.

Acabo de releer el libro que colecciona sus cartas a Ilustrísimos señores, personajes tan insignes y dispares como Teresita de Lisieux, Pinocho o Fígaro el Barbero. Es curioso que, en su día, le reprocharan no haber escrito una misiva a Jesucristo. Pero, más aún, sorprende su confesión, en la posterior Carta a Jesús: «Tú lo sabes. Yo me esfuerzo por mantener contigo un diálogo continuo. Pero traducido en carta me resulta difícil: son cosas personales». Se explica que su pontificado, de sólo treinta y tres días, fuese tan breve como decisivo. Cuando Dios encuentra un corazón que se abandona totalmente en sus manos, no necesita mucho tiempo para derrochar su cariño eterno.

Por eso, aprovecho para darle gracias por su vida entrañable y fecunda. Seguramente usted nunca hubiera imaginado que iba a ser protagonista de una superproducción de la RAI, seguida por millones de telespectadores en todos los rincones de la tierra. Recogiendo el eco popular, que le bautizó como el Papa de la sonrisa, el largometraje se tituló La sonrisa de Dios. En un siglo gangrenado por las ideologías, desangrado por dos guerras mundiales, sólo un testimonio de alegría encarnada podía rescatarnos de la desesperanza mortal.

Un cónclave brevísimo le obligó a abandonar el Patriarcado de Venecia para convertirse en pastor de la Iglesia universal. Y desde el primer gesto hizo obvio que el Papa no es un emperador, sino el párroco del mundo. Su sucesor Benedicto XVI nos habló con admiración de su legado: «Maestro de verdad y catequista apasionado, recordaba a todos los creyentes, con la fascinante sencillez que le caracterizaba, el compromiso y la alegría de la evangelización, subrayando la belleza del amor cristiano, única fuerza capaz de derrotar a la violencia y de construir una Humanidad más fraterna». La humildad, vivida como lema, no necesita sillas gestatorias ni tiaras ni plurales mayestáticos. Usted demostró que sólo la humildad garantiza una autoridad genuina y, por ello, imbatible. El hijo de inmigrantes hizo que muchos retornaran al hogar de la Madre Iglesia.

¡Ay, Santidad, si levantase la cabeza! No sé si se reiría, o le reventaría el corazón de pena. Usted pidió a la Iglesia unespectáculo de unidad, pero padeció la desunión con la que el diablo intenta hacer fracasar a la familia de Jesús. También hoy algunos escándalos manchan el rostro de la esposa de Cristo, las guerras y la pobreza siguen asolando al mundo y no hemos perdido la afición a transformar el soplo del Espíritu Santo en huracanes posconciliares. El testimonio evangélico que usted protagonizó se hace urgente: precisamos un año consagrado para redescubrir la fe, como encuentro personal e íntimo con Jesucristo. Lo bueno es que nuestra miseria nos obliga con mayor necesidad a mirar la grandeza de Dios.

Debo despedirme por ahora. Pero no quiero dejar de felicitarle. Por su cumpleaños; y por asumir que su vida era la semilla que tiene que morir para dejar crecer un árbol. A juzgar por el Papa que eligió su mismo nombre, usted fue un grano de trigo divino. Al fin y al cabo, el Dios de la Providencia no conoce la casualidad.

Teresa Gutiérrez de Cabiedes



JUAN PABLO I, "MODELO DE BUEN PASTOR QUE DA LA VIDA POR SU REBAÑO"


ZS12101906 - 19-10-2012

Permalink: http://www.zenit.org/article-43406?l=spanish

Entregado el primer documento de la causa de canonización


ROMA, viernes 19 octubre 2012 (ZENIT.org).- Este miércoles 17 de octubre fue entregado al prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, cardenal Angelo Amato, elSummarium testium, el primero de los cuatro documentos que contribuirán a preparar la Positiosobre las virtudes heroicas del siervo de Dios Juan Pablo I. La entrega fue hecha por el rector de la Universidad Pontificia Lateranense, monseñor Enrico dal Covolo, postulador de la causa.
El cardenal Amato explicó que la documentación entregada deberá ser "acompañada y completada por otros dossieres que todavía faltan. Entre ellos, la Informatio super virtutibus, que --explicó- es la parte más significativa de la documentación, porque se refiere a la prueba de la heroicidad de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y de las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) con las otras virtudes relacionadas como humildad, pobreza, obediencia, castidad... Esta parte --subrayó el purpurado- es la parte más relevante, porque ofrece la clave de lectura de todo el expediente: es la disquisitio sobre la santidad del siervo de Dios".
Respecto a un plazo previsto para la conclusión del proceso, el cardenal Amato especificó que es un proceso largo y complejo. "Es verdad --aclaró--, que es un procedimiento canónico refinado, porque la beatificación y la canonización de una persona exigen una comprobación seria de las virtudes cristianas. No se procede de oídas, sino por medio de una documentación objetiva".
Sobre cuándo se producirá la beatificación, Amato respondió: "El tiempo hasta la beatificación es un tiempo bendito. No es un tiempo vacío, sino pleno: debe llenarse del conocimiento del siervo de Dios, de la admiración de sus virtudes, de la contemplación de la vida, y sobre todo de la imitación de su santidad".
"Además --añadió- es un tiempo de súplica y de oración al siervo de Dios para obtener la intercesión con gracias y con milagros. Es un tiempo bendito, que nos ayudará a todos a pensar en nuestra santificación personal".
El cardenal Amato dio las gracias al postulador de la causa, el obispo Enrico dal Covolo por su "contagioso entusiasmo", que "llevará a buen término y lo antes posible" la que ha definido como una verdadera "empresa gigantesta". También el obispo dal Covolo dió las gracias al cardenal Amato y a la Congregación que preside por la solicitud con que mira a la causa y por el impulso pastoral difundido.
"Las causas --subrayó el rector de la Universidad Pontificia Lateranense- no son momentos burocráticos, sino ocasiones vivas de promoción de la santidad".
Y recordó la coincidencia providencial de este día de entrega (el 17 de octubre se celebró el centenario del nacimiento de Albino Luciani) con el Sínodo de los obispos.
"Estoy convencido --dijo el prelado- que Juan Pablo I pueda ser un modelo de Nueva Evangelización para la transmisión de la fe, precisamente por su extraordinaria capacidad de comunicación con los fieles. Por esto, me siento contento de que su figura haya sido presentada hoy a la asamblea sinodal".
Por último, el obispo explicó la razón de la canonización de Juan Pablo I: "Porque es un modelo de buen pastor que da la vida por su rebaño".
Fuente: www.pul.it

Wednesday, October 17, 2012

Albino Luciani, el Papa de la sonrisa y la humildad

Publicado el 11.10.2012


El 17 de octubre se cumplen cien años del nacimiento de Juan Pablo I

BLAS SIERRA DE LA CALLE, O.S.A. | El miércoles 17 de octubre de 2012 se cumplen cien años del nacimiento de Albino Luciani (1912-1978), quien sería, con el tiempo, Juan Pablo I, ‘el Papa de la sonrisa’. Su pontificado meteórico y su muerte prematura el 28 de septiembre de 1978 han hecho que la atención se haya desviado hacia estos últimos acontecimientos, para intentar encontrar una explicación a un final tan inesperado.

Como consecuencia, su personalidad y sus enseñanzas han sido eclipsadas y poco conocidas. Personalmente, creo que es una figura que merece la pena poner de relieve y dar a conocer, pues de su vida y sus enseñanzas podemos aprender mucho.

Tuve la suerte –o, mejor, la gracia, pues considero que fue un don de Dios– de vivir codo a codo con él, primero un mes, durante el Sínodo de los Obispos de 1977, y, posteriormente, otros veinte días antes del cónclave en el que saldría elegido como sucesor de Pablo VI, tomando el nombre novedoso de Juan Pablo I. Durante todo ese tiempo, él vivía con nosotros, en la comunidad de agustinos del Colegio Internacional de Santa Mónica de Roma, como un miembro más. Desde entonces han pasado ya muchos años, pero ciertos recuerdos continúan todavía muy vivos en mi mente.

La humildad como base de la santidad

Connatural a su persona era la humildad, y de ella nos habló a los teólogos en una charla que tuvo lugar en octubre de 1977. Nos habló de la vigilia de su consagración episcopal y de un encuentro que tuvo con Juan XXIII.

El entonces papa se sentó a su lado y le dijo: “Sé que tú eres profesor y, a veces, los profesores tienden a enorgullecerse”. Y golpeando la mano sobre la pierna –precisamente, también con ese gesto subrayaba sus palabras el cardenal Luciani–, añadió: “Humildad, humildad”.